martes, 31 de enero de 2017

Dagli Appennini alle Ande, diretto da Luigi Comencini (1984)



“Dagli Apennini alle Ande”. Dalla terza puntata di “Cuore”, sceneggiato RAI del 1984 diretto da Luigi Comencini. Ispirato al racconto mensile di maggio nel romanzo originale di Edmondo de Amicis. Prima messa in onda: giovedì 18.10.1984.

Dagli Appennini alle Ande, film di Flavio Calzavara (1943)










Manual del Inmigrante en la República Argentina, de M. A. Pelliza (1888)




«La Constitución y las leyes respecto á la inmigración y las colonias
El artículo 25 de la Constitución establece que el Gobierno Federal fomentará la inmigración europea; y no podrá restringir, limitar, ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio Argentino, de los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias é introducir y enseñar las ciencias y las artes.
La ley de inmigración y colonización de 1876, tuvo por objeto regularizar las oficinas respectivas, dándoles atribuciones propias y los medios de cumplir el precepto constitucional en órden á la seguridad y conveniencia de los inmigrantes que, por su espontánea voluntad, quisieran dirigirse á la República Argentina. En este sentido no solo ha creado la Comisaria General que funciona en Buenos Aires, sinó que ha establecido Comisiones dependientes de ésta que prestan sus servicios en las ciudades y villas de las catorce provincias argentinas y en los territorios nacionales.
Las Comisiones de Inmigración tienen á su cargo, no solo cuanto se relaciona con el recibo, alojamiento y colocacion de los inmigrantes, sinó que deben hacer propaganda en sus territorios demostrando las conveniencias que ofrezcan para la inmigración, tanto en las industrias existentes como las que pudieran crearse en las localidades de su dependencia.
En la Comisaria General de la Capital, lo mismo que en las principales dependencias de ésta en las Provincias, existe una oficina de trabajo con el objeto de facilitar á los inmigrantes pronto y ventajoso acomodo, atendiendo á los pedidos que se les dirija de profesores, artesanos, jornaleros ó labradores; procurando condiciones ventajosas para la colocación de los inmigrantes y cuidando de que ésta se haga al lado de personas honorables.
En los puntos donde no haya Oficina de Trabajo, corresponde á las Comisiones de Inmigracion desempeñar estas formalidades, para que los inmigrantes no sean perjudicados en sus contratos.
Por esta solicitud paternal del Gobierno y el cuidado que tiene la Comisaria General de distribuir la inmigración donde sea mejor remunerado su trabajo, todos los inmigrantes que llegan al país obtienen al momento buenos destinos proporcionados á sus aptitudes, y no están un solo dia sin ganar sueldo, especialmente los agricultores.
[…]


Colocacion de las economías del inmigrante
Como en la República Argentna se gana bastante dinero, y es punto importante saber el destino que ha de dársele cuando estas ganancias no se producen en el comercio, en cuyo caso cada comerciante sabe el giro que ha de dar á sus capitales, diremos: que tanto los artesano como los jornaleros tienen modos diversos, lo mismo que los agricultores y peones, para poner sus economias á interés con la mayor seguridad.
En la capital y en las provincias principales existen oficinas del Banco Nacional que reciben al premio de cinco y seis por ciento al año, los ahorros y pequeñas sumas de los obreros.
Además del Banco Nacional y sucursales de éste, en la provincia de Buenos Aires está el Banco Provincial con sus sucursales tambien en los pueblos más importantes de aquella jurisdiccion.
En la ciudad de Buenos Aires son numerosos los establecimientos bancarios que reciben á interés el dinero en pequeñas cuotas; asi es que cada inmigrante puede elegir el Banco de su nacionalidad si no prefiere los del pais, pues hay dos Bancos ingleses, dos italianos, uno alemán, uno francés, uno español y el gran Banco de Carabassa que toman dinero á premio y dan giros y cartas de crédito para todos los pueblos de Europa, pagaderos á la vista por cualquier cantidad por pequeña ó elevada que sea. De este modo los que tienen sus familias en su tierra pueden hacerles llegar las sumas que quieran enviarles, con la mayor seguridad.
Antes de pensar un extrangero pobre en adquirir propiedades, que es la mejor colocacion  que en definitiva encuentra el dinero en este país de progreso, por el aumento constante de valor que obtienen los bienes raices, debe tratar de que sus economias le produzcan la mayor renta posible. En este sentido pueden emplear su plata en cédulas hipotecarias, que son titulos de renta garantidos por los Gobiernos y por los bienes particulares afectados por la hipoteca. Las cédulas se cotizan siempre con un descuento de quince á veinte por ciento en las que tienen de interés anual el ocho por ciento, lo que hace que el interés se eleve para el comprador de las cédulas al diez por ciento. Estas cédulas se amortizan por sorteo y el que tiene una cédula de mil pesos que la ha costado ochocientos, si sale sorteada recibe integros los mil, pudiendo reponer su cédula otra vez y quedarse con doscientos pesos de utilidad que respecto al capital empleado es el veinte y cinco por ciento de beneficio.
Los intereses de las cédulas se cobran al vencimiento justo de cada trimestre, y tanto los cupones que fijan la renta como los títulos son trasmitibles sin necesidad de endoso.
De estas cédulas hipotecarias las hay nacionales y provinciales de Buenos Aires; unas y otras están perfectamente garantidas, y el jornalero como el artesano y el agricultor pueden poner sin peligro sus ahorros en estos títulos comprándolos mensualmente si quieren, pues, hay cédulas desde cincuenta pesos ó sean doscientos francos hasta mil pesos ó sean cinco mil francos, y como son papeles cotizables en la Bolsa de Comercio de la Capital nadie puede ser engañado en los precios, porque los diarios anuncian mañana y tarde el valor de los títulos negociados en el dia. Sirven tambien las cédulas para garantir préstamos en dinero y en cualquier momento se venden.
Podria señalarse otros medios de colocar el dinero, quizá con mayores ventajas, pero no lo hacemos sino de aquellos muy seguros y que en ningun caso puede comprometerse ó perderse en perjuicio del inmigrante.


Oficinas de información
No corresponde á esta publicacion hablar de los beneficios que producen en la República las expediciones comerciales y lo mucho que se gana en el comercio de importacion y exportacion, al extremo de levantarse en pocos años fortunas colosales que llegan á varios millones de farncos. En este punto remitimos á los fabricantes y capitalistas europeos á la consulta de los Agentes de Informacion que sostiene el Gobierno Argentino en las principales ciudades del viejo y nuevo continente cuyas direcciones apuntamos mas adelante.
Fuera de estas oficinas creadas con el objeto de dar á conocer en el exterior los progresos de la República, sus industrias florecientes y la facilidad de proporcionar á los capitales extranjeros un empleo ventajoso, hay Cónsules Argentinos en todas las ciudades y puertos de alguna importancia, donde los comerciantes como los profesores, artesanos, agricultores y simples jornaleros pueden tomar informes respecto del pais y las seguridades que ofrece á toda clase de personas.
Los que tengan algún capital y lo introduzcan con ellos pueden estar convencidos de que ya sea en los Bancos ó en títulos de renta, obtendrán un beneficio mayor que el que podrian conseguir en Europa; esto es si no prefieren especular con su dinero entrando en empresas mas lucrativas como son la compra de casas, tierras para la agricultura, campos para la cria de ganados ó fundación de nuevas industrias ó explotacion de las muchas muy lucrativas ya establecidas en el país.»


M. A. Pelliza, Manual del inmigrante en la República Argentina. Publicación oficial. Buenos Aires: Imprenta del Courier de La Plata, 1888.

viernes, 27 de enero de 2017

La emigrazione italiana nella Repubblica Argentina, de Giovanni Graziani (1905)




«PREFAZIONE


Dell’Argentina e dell’emigrazione italiana nell’Argentina quanti non hanno parlato e scritto? Abbia il cortese lettore la bontà di gettare l’occhio su alcune delle numerose note bibliografiche che fanno seguito al mio testo, e potrà constatare come l’argomeno anzidetti sia stato trattato da numerosi scrittori ben superiori di me per profondità di erudizione e per forza d’ingegno.
Fu dunque audacia la mia di scegliere per le mie investigazioni di studioso un campo così esplorato dai geografi e dagli economisti?
Ognuno avrebbe il diritto di crederlo qualora io non sentissi il bisogno di dichiarare anzitutto, che un sincero sentimento d’amor patrio mi spinse ad opera così ardua e difficile, perché fine supremo del mio lavoro fu per me, quello di scuotere dall’accidia atavica i miei concittadini, col rammentare a quanti sentono pietà di patria e fierezza di uomini liberi e civili, che in lontane terre, perduti non si sa quando, non si sa come, trascinano una vita derelitta centinaia di migliaia di fratelli, scacciati dalla miseria dal suolo natío, spinti lontano da fallaci lusinghe di guadagni e, ciò che più addolora, raggiunti continuamente da migliaia di insensati che senza idee, senza propositi, senza meta, muovono verso lidi ad essi del tutto sconosciuti, attratti unicamente dalla seduzione dell’ignoto, abbarbagliati dalla speranza radiosa della ricchezza.
Io non presumo di rivelare niente di nuovo, chè, ancora tre anni or sono, un egregio italiano, Luigi Barzini, a cui io molto debbo del mio lavoro modesto, inviato dalla Direzione del giornale “Il Corriere della Sera” nell’Argentina, per investigare le vere condizioni della colonia italiana, in una serie di bellissime corrispondenze, dalle quali derivano molte mie reminiscenze e citazione, primo fra tutti coloro che, incaricati del medesimo mandato, si erano lasciati circuire e corrompere dai figli del paese, scrivendo meraviglie di quella Repubblica, osò dire il vero, rivelando le condizioni deplorevoli in cui erano abbandonati i nostri contadini, esposti alle frodi ed alle violenze dei proprietari ed all’arbitrio di una Giustizia venale, rivelando la corruzione dell’Amministrazione di quel Paese, che adesso, – questo fra parentesi – sembrerebbe avviato, una buona volta, in una savia politica di ravvedimento.
Oltrecchè saper di compiere opera patriottica, tentando di destare negli Italiani della Penisola un sentimento di nobile solidarietà in favore dei fratelli del Plata e di promuovere fra la opinione pubblica italiana e quella argentina quella cordiale intesa, che solo può stabilirsi fra due Nazioni quando si sono reciprocamente conosciute e nei loro pregi e nei loro difetti, io sapevo anche che il mio modesto libro poteva rispondere ad un altro scopo: quello di raccogliere quante notizie sui più disparati argomenti erano state scritte intorno all’Argentina ed alla emigrazione italiana e, con un lavoro paziente di analisi e di sintesi subordinato alle norme di un rigoroso metodo scientifico, sì nella ricerca, come nell’esame e nel controllo delle fonti, di presentare un tutto organicamente costituito e plasmato sopra un ordine di considerazioni soggettive, le quali non escludono tuttavia un esame obiettivo dei fatti, ma ne costituiscono invece una interpretazione individuale e originale.
Del resto i tempo corrono e, in breve volgere d’anni avvenimenti impreveduti o no incalzano senza tregua e danno talvolta una modificazione o meglio un orientamento nuovo al vivere sociale, quando le condizioni stesse della Società non sieno quelle che li determinano.
In ogni modo eventi grandi o piccoli si succedono ogni giorno e la società ad ogni istante trova fattori che la modificano.
Libri come il mio, sono di quelli che appena esposti al pubblico hanno un lieve pregio – sarà magari l’unico – che è quello di trattare di cose recenti: sono, come si usa dire oggidì, di “attualità”.
Avranno magari la vita di un mese, ma, al momento in cui escono, godono di una certa attrattiva, inquantochè, trattando le ultime vicende sociali di una data nazione o di più nazioni, presentano quella o quelle nelle condizioni in cui si trovavano ieri od oggi stesso.
Se dunque audacia fu la mia di trattare argomenti già da altri, ben più esperti di me, per l’innanzi studiati, tale audacia troverà, spero, presso il cortese lettore, una giustificazione che ne attenui la gravità, quando avrà compresso che io, altrochè tentare opera patriottica, ho voluto trar profitto della natura tutta propria dell’argomento la quale, metre lo renderà domani suscettibile di essere studiato da altri meglio che non sia stato da me, a me permise, dopo di aver ricapitolato l’opera di coloro che lo studiarono per lo innanzi, di prendere le mosse verso lo svolgimento di una sua parte nuova, sopra indagini ed osservazioni mie speciali.
Senonchè, per ottenere il mio scopo, ho dovuto sobbarcarmi ad un paziente lavoro di ricerca, di esame e di controllo delle fonti, nè le notizie scritte, quali si rilevano dai vari testi, potevano bastare alle mie investigazioni, come quelle che risultavano spesso contradditorie e talora fallacci o inverosimili; ma, per ottenere la piena sicurezza, sono stato costretto a ricorrere alle fonti orali, consultando persone che conoscono perfettamente l’Argentina per avervi a lungo dimorato o per avervi fatto fortuna, e così fu mia cura di ricorrere per speciali informazioni ad industriali italiani, propietarî di stabilimenti nell’Argentina, fra i quali debbo ricordare con animo grato, Antenore Beltrame, vicentino, che oggi è a capo di una vasta azienda in Cañada de Gomez, a professionisti, a impiegati, ad artigiani ed anche ad umili contadini che, meglio di tutti gli altri, hanno potuto conoscere il paese, per aver sperimentato direttamente, rimettendo del proprio, quel lontano regime politico-amministrativo.
Contuttociò io mi trovavo spesso in difficili condizioni perchè, mentre, seguendo rigorosamente la logica dei fatti, mi credevo condotto a stabilire un giudizio sicuro, a mio avviso, perchè basato sopra l’armonico accordo dei dati, un dubbio impreveduto, dovuto ad una nuova indagine, rovesciava il mio edificio e sconvolgeva i miei piani. Ho dovuto perciò procedere con grande cautela nel pericoloso lavoro dell’esame degli autori, reso edotto dall’esperienza delle difficoltà a cui conduce la leggerezza nella interpretazione delle fonti. Difficoltà maggiori le mie, inquantochè il mio argomento fu trattato, a differenza di molti altri, da parti interessate, le quali non si proponevano come mèta la verità, ma ritornavano sui soliti pregiudizî inveterati, quando la passione politica non avesse falsato arbitrariamente i fatti, per condurre artificiosamente a conclusioni prestabilite.
Ho voluto attingere alle fonti ufficiali dei Governi Sud-Americani, ma la poca serietà di quei Governi, non poteva rendermi sicuro dei dati da essi fornitimi. Sono ricorso, allora alle fonti orali, ho interrogato persone che conoscono bene l’Argentina, e forse è a loro che io devo i giudizî più equilibrati e più sicuri.
Prima però di por fine a questa prefazioni, desidero di porgere i sensi della mia più profonda riconoscenza a quelle illustri persone e a qulli spettabili Enti morali d’Italia e d’Oltreoceano, che con sentimenti elevati di patriottismo o benevoli di simpatia per la mia opera modesta, vollero degnarsi di sovvenirmi di preziosi suggerimenti e di sussidî bibliografici. Ed ora, fra gli argentini, vada il mio riconoscente saluto a Giovanni Alsina, direttore della Divisione d’Immigrazione, vada a Stanislao Zeballos, a Martin y Herrera professori illustri dell’Università di Buenos Aires, ed al gentile figlio di quest’ultimo, vada, fra gli italiani, a Domenico Tomba che continua a Mendoza, le belle tradizioni del rey del vino, a Giuseppe Pennesi dell’Univrsità di Padova, mio illustre maestro, a Luigi Bodio, ad Ausonio Franzoni, autore di pregevoli lavori a cui mi sono spesso informato, al console Romej di Bologna, ed, in special modo, alla patriottica Camera italiana di Commercio ed Arti di Buenos Aires, che mi onorò di un pregevole dono, inviandomi quel bellissimo volume al quale si sono ispirati varî scrittori italiani di cose economiche, del titolo: “Gli Italiani nell’Argentina”.
Mentre esprimo pubblicamente la mia riconoscenza a tutte queste egregie e cortesi persone che desidero segnalare alla pubblica lode, do fine a queste povere parole di proemio ed invito il gentile lettore a seguirmi.....   nelle mie peregrinazioni nell’Argentina.


L’Autore

Chiavenna, 1.° Marzo 1905

Dott. Giovanni Graziani. La emigrazione italiana nella Repubblica Argentina. Opera corredata da recentissimi dati statistici seguita da numerosi allegati e da ricca notizia bibliografica. Torino – Roma – Milano – Firenze – Napoli, Ditta G. B. Paravia e comp. (Figli di I. Vigliardi-Paravia), 1905.

jueves, 26 de enero de 2017

Lettera al ‘Nuovo giornale d’Italia’ sull’emigrazione in Argentina, de Giuseppe Di Vittorio (1947)




«Signor direttore,
poiché il vostro giornale d’ieri sera ha pubblicato un violento attacco contra la Cgil a proposito dell’emigrazione, chiamando in causa direttamente il sottoscritto, vi prego di pubblicare integralmente la seguente risposta:
1) Il problema dell’emigrazione è per il nostro paese un grave problema sociale, nazionale ed umano, del quale chiunque crede di doversene occupare, dovrebbe farlo con senso di obiettività e di responsabilità, senza abbandonarsi ad attacchi bassi e privi di ogni serietà, almeno per non dare l’impressione che si è al servizio di negrieri e di schiavisti in cerca di lavoratori abbandonati al proprio destino e che perciò possano essere sottoposti allo sfruttamento più feroce e inumano.
2) La Cgil che – contrariamente all’affermazione menzognera del vostro giornale – è l’organizzazione più libera e democratica che esista in Italia, e che perciò non può essere stata ‘presa’ de nessuno con la ‘prepotenza’, segue una direttiva molto chiara e semplice nella questione dell’emigrazione. Questa direttiva, nella quale concordano tutte le correnti esistenti nella Cgil, si può così riassumere: a) favorire l’emigrazione dei lavoratori italiani in qualsiasi paese tenendo conto di non far mancare la mano d’iopera spezializzata per la ricostruzione dell’Italia e di assicurare al lavoratore italiano all’estero la protezione e l’assistenza – in tutta la misura del possibile – dello Stato democratico e delal Confederazione del lavoro, in modo che l’emigrato non abbia a trovarsi isolato e indifeso e quindi facile preda di sfruttatori senza scrupoli; b) poiché nel momento attuale sono numerosi i paesi che domandano manodopera italiana, dare maggiore preferenza a quelli che offrono migliori condizioni economiche e morale ai nostri lavoratori e maggiori vantaggi al nostro paese (come quello del pagamento in materie prime indispensabili ecc.); c) ottenere che le garanzie per i lavoratori siano tanto più precise e sicure quanto più il paese d’immigrazione è distante, dato che la distanza e il costo del viaggio renderebbero il lavoratore praticamente prigioniero del datore di lavoro e quindi messo in condizione di subire qualsiasi vessazione.
Nei confronti di una possibile emigrazione in Argentina la Cgil non ha avuto e non ha nessuna opposizione di principio. I suoi rappresentanti nella commissione governativa, che esamina il rativo progetto di accordo, si sono limitati a sostenere proposte dirette a evitare dolorose sorprese per i nostri lavoratori, ispirandosi alle direttive generali di cui sopra. Tutto ciò che si afferma in contrario è falso ed è diretto a impedire che i nostri lavoratori abbiano le garanzie neccessarie.
3) Contrariamente alle affermazioni del vostro articolo di ieri, l’intervento della Cgil nelle trattative con vari paesi (Belgio, Francia, Cecoslovachia ecc.) non solo è stato diretto ad ottenere le migliori condizioni per i nostri lavoratori ma anche ad eliminare difficoltà e ritardi di ordine burocratico nell’attuazione. Anzi, allo scopo di rendere più solleciyo il reclutamento e la partenza degli emigranti, la Cgil ha rivendicato questi servizi alle Camere del lavoro provinciali. Intanto questo intervento della Cgil a cui voi attribuite così tenebrose quanto sciocche intenzioni è valso per esempio a far dare alle migliaia di lavoratori che hanno già emigrato in Francia – e ai 200 000 che ancora possono emigrare in quel paese – gli assegni familiari anche per i figli che rimangono in Italia, oltre che la facoltà di effettuare le rimesse in Italia in misura soddisfacente. Per ottenere gli assegni familiari per le persone a carico del lavoratore rimaste in Italia, è stata necessaria l’emanazione d’una nuova legge da parte del governo francese. Questi sono vantaggi concreti che non interessano al vostro giornale ma interessano molto ai lavoratori italiani.
4) Cadendo nel genere letterario da romanzo giallo, il vostro articolo afferma che con la politica dell’emigrazione seguita dalla Cgil ‘un continente nuovo come l’America non avrebbe potuto essere incivilito’. Se questo ragionamento avesse un senso vorrebbe dire che l’Argentina avrebbe messo a disposizione del lavoro italiano una parte del suo territorio. A noi risulta invece più semplicemente che si tratta di lavoratori che dovrebbero andare a lavorare come salariati di imprenditori argentini. Ma c’è qualcuno del vostro giornale che sappia qual è la vita (se così si può chiamare) dei lavoratori agricoli occupati nelle fazendas sudamericane? Tuttavia se non vi fosse altra via d’uscita, per i nostri lavoratori noi capiremmo la necessità anche di adattarsi a delle condizioni peggiori. Ma poiché abbiamo una certa facoltà di scelta, per quale ragione non dovremmo preferire le condizioni più sicure e migliori per i lavoratori?
La Cgil ha coscienza di compiere il primordiale dei suoi doveri, difendendo e valorizzando come meglio può i lavoratori italiani dentro e oltre i confini dell’Italia. Essa non si lacscerà deviare da nessun attacco e da nessuna menzogna.
Grazie della pubblicazione.»


En: Nuovo giornale d’Italia, 15 febbraio 1947.

Reproducido en: Giuseppe Di Vittorio, Le strade del lavoro. Scritti sull’emigrazione. A cura di Michele Colucci. Roma: Donzelli, 2012.


miércoles, 25 de enero de 2017

Il monello della strada, de Carlo Borghesio (1950)





Sul movimento dell'emigrazione dall'Italia e sulle cause e caratteri del medesimo, de L. Bodio (1886)




«Argentina. – Il grado di stabilità dell’occupazione degli emigranti all’Argntina, dipende dalla professione che vi sanno esercitare. Gli artigiani trovano quasi sempre lavoro continuo nelle diverse officine; gli agricoltori anche più facilmente; invece lo sterratore, il manovale, l’uomo di fatica seguono la sorte del lavoro temporaneo a cui sono addetti.
Generalmente il lavoro è rimunerativo. Il prezzo giornaliero della mano d’opera per gli operai ed artigiani è, in città, dalle 8 alle 9 lire, e nei piccoli centri dalle 6 alle 7; ma il costo della vita è proporzionalmente elevato
Sono frequenti tuttavia le questioni fra sorveglianti, direttori ed operai, e finchè durano, gli ultimi sospendono la prestazione dell’opera loro e gli altri il pagamento delle mercedi.
Vi ha però un’altra classe di persone, la quale non può incontrare che miseria e privazione, ed è quella di coloro che non hanno professione arte o mestiere determinato, e che per le condizioni in cui sono nati e cresciuti, non possono adattarsi a lavori troppo umili o di fatica.

               Statistica italiana                                                       Statistica argentina
1880                     12,003                                                                      18,416
    81                      15,899                                                                       20,506
    82                      22,997                                                                      25,560
    83                      24,127                                                                       26,828
    84                      31,927                                                                       30,347
    85                      37,710                                                                       57,827

Cause presumibili dell’aumento verificatosi dal 1882 in poi, furono le inondazioni del Veneto e lo speciale reclutamento che fu fatto per conto del governo provinciale di Buenos Aires pei lavori della capitale. Ma si prevede che questo movimento ascendente avrà una sosta, sia per l’affluenza degli arrivati in una sola volta (a causa delle sofferte quarantene), sia per la crisi economicha che attraversa il paese, sia infine per l’incuria ed imprevidenza del Governo Argentino nel prendere i provvedimenti necessarî ad assicurare all’emigrante lavoro lucrativo.
Sono queste le cause per cui, mentre in Italia si spopolano interi villaggi, dalle regioni Platensi si produce una controcorrente di emigrazione nei paesi limitrofi e massime nel Brasile.
Il Regio Console calcola che negli anni 1880-81 e 82 la media dei nazionali che hanno fatto ritorno in patria possa ritenersi di 25 a 30 per cento degli arrivati negli stessi anni, mentre la proporzione sarebbe salita a 35 o 40 per cento nel 1883 e nel I° semeste del 1884.
Rosario di Santa Fè – L’immigrazione nei porti delle provincie interne dell’Argentina non è diretta, ma viene da Buenos Aires, ove gli immigranti sbarcano e sono spediti per le diverse destinazioni. Il numero quindi degli immigrati arrivati nei porti del Rosario è compreso in quello degli entrati nel porto di Buenos Aires. Vi fu tuttavia un arrivo diretto nel gennajo del 1883, col piroscafo ‘Elisa’, che portava 470 passeggeri, presi, la maggior parte, in Europa pei lavori delle ferrovie.
L’elemento meridionale italiano si ferma solitamente a Buenos Aires; il settentrionale si spinge nelle campagne e quindi affluisce a Rosario.
È facile trovare un’occupazione, specialmente nei lavori agricoli: non difficili i buoni guadagni e i conseguenti risparmi, per color che abbiano saldi propositi, siano sobri e disposti a fare qualunque mestiere.
Arrivarono nei porti di Rosario e di Santa Fè, nel 1883, 7,361 Italiani; 865 Francesi, 763 Svizzeri; 471 Tedeschi; 410 Spagnuoli. In totale 10,241.
Hanno interesse per noi grandissimo le leggi che fanno le Repubbliche Platensi rispetto all’immigrazione. Fino al settembre del 1884 la legge argentina non permetteva di fare gratuite concessioni di terreni agli immigranti, benchè ne agevolasse l’acquisto al prezzo di 10 scudi l’ettaro, e accordando il pagamento in 10 anni. I terreni da alienarsi a questi patti non potevano superare le mille leghe quadrate.
Il 27 settembre 1884 il Congresso argentino votava però un’altra legge (prmulgata il 2 susseguente ottobre) per la concessione gratuita di terre nazionali per colonizzazione, a favore di cittadini argentini o forestieri aventi lettere di cittadinanza.
Costoro non debbono essere già proprietarî di terreni nella Repubblica; devono avere più di 22 anni di età; far domanda della concessione per loro uso e beneficio, e non per favorire terze persone; occupare le terre entro 5 anni; erigersi un’abitazione; introdurre bestiame per un determinato valore proporzionale; obbligarsi alla coltivazione ed a fare le piantagioni volute.
Gli immigrati italiani che hanno contratti col Governo argentino, o quelli che al loro arrivo dichiarano di voler essere considerati come immigranti agli effetti della legge sulla concessione delle terre, sono ricevuti in apposito locale e per 5 giorni sono mantenuti a spese del Governo; indi vengono spediti o sui lavori ferroviari per conto dello Stato od alle colonie governative.
In queste il colono deve rimborsare in tre anni il governo delle somministrazioni fattegli. Allora soltanto riceve i titoli di proprietà del suo lotto. Questo lotto, dovendo però essere prima misurato, siccome la misurazione si fa sempre aspettare, avvengono spesso inconvenienti e guai.
Se poi la siccità, le locuste, ecc., mettono il colono nell’impossibilità di pagare la quota annuale, egli soffre vessazioni dagli esattori, e viene talvolta spogliato del suo possesso.
In massima l’esecuzione piò o meno corretta, da parte dell’autorità argentina, dei contratti da essa stipulati per mezzo dei suoi agenti è aleatoria e dipende molto dall’arbitrio di questi.
Circa l’acquisto di beni immobili nell’Argentina si osserva che la mancanza di un catasto e la deficienza ed irregolarità dei registri federali e provinciali rendono spesso impossibile di constatate l’autenticità di un titolo di proprietà sui terreni del vastissimo territorio argentino. Le liti sono per ciò frequenti e interminabili contro i compratorio, anche in buona fede, di terre su cui vantano primitivo diritto di proprietà, lo Stato e le provincie or i terzi.»


L. Bodio. Sul movimento dell’emigrazione dall’Italia e sulle cause e caratteri del medesimo. Roma, Società Geografica Italiana, 1886.

Quanti sono gli italiani in Argentina, de Bruno Zuculin, (1925)



«Molti giovani figli di proprietari di vignetti delle provincie di Mendoza e di San Juan, figli d’italiani od argentini, vengono a studiare alla Scuola enologica di Conegliano; così nelle ‘bodegas’ si parla più italiano che spagnuolo... o meglio argentino, dato che lo spagnuolo parlato nell’Argentina si differenzia ogni giorno più dalla pura lingua castigliana dell’antica Madre-patria, non solo nella pronuncia – giò per yo, cavagio per cavaglio, ecc. – ma anche nella terminologia e nella costruzione dei periodi: oramai non si può certo dire che sia identica la lingua che si parla a Buenos Aires e quella parlata a Santiago, lima o Avana. È però superfluo aggiungere che i nostri emigranti non sospettano affatto tante sottigliezze grammaticali e dicono ‘giò’ con l’assoluta convinzione di parlare come Don Chisciotte. La grande rassomiglianza tra le due lingue è però un potente incentivo alla più rapida snazionalizzazione, così che un puro italiano diventa spesso un vero argentino, cosa che ben di rado succede nei paesi anglo-sassoni, dove la perdita della nazionalità si ha solo alla generazione nata oltre Atlántico. Raramente avvengono mutamenti di cognomi (talvolta giustificati come quello d’un noto medico Ciancio che cambiò nome perchè non voleva vedere sorrisi sulle labbra di chi parlando la lingua del paese doveva forzatamente chiamarlo Dottor Porco), in modo che in tutti gli ambienti sovrabbondano i cognomi italiani, cosa che non succede affatto al Brasile. Per es. nella narina da guerra i discendenti da italiani sono in numero fortissimo, molti figurano tra le alte acriche dell’esercito, nel Senato ed alla Camera dei Deputati, nella magistratura ed in tutti gli impieghi pubblici. Sotto tale punto di vista è fuori dubbio che in nessun altro paese i discendenti da italiani sono così preponderanti ed influenti; per quanto la Repubblica Argentina non abbia ora un Presidente discendente da italiani come le confinanti repubbliche dell’Uruguay e del Cile, essa ha però una italiana di nascita – Regina Pacini de Alvear – al posto di Presidentessa, come rilevai in un articolo precedente, così che il nome dell’Italia è stimato e riverito nella persona della consorte del Presidente Marcello T. de Alvear.
Le trionfali accoglienze che S. A. R. il Principe di Piemonte ebbe in tutte le tappe del suo viaggio nell’Argentina, nelle città e nei villaggi, nelle ‘pampas’ e sulle Ande nevose, provarono a tutti quanto forte sia sempre negli emigrati l’affetto per la Madre-patria che essi vollero salutare nel sorriso del giovane Principe Sabaudo che incantò giovani e vecchi e riscosse le più calorose ed unanimi simpatie.
Un’altra notevolissima prova la diedero gli emigrati durante la guerra quando dall’Argentina, malgrado la lunghezza e le difficoltà del viaggio, accorsero sotto le armi in più alta percentuale che quelli degli altri stati d’oltremare, combattendo valorosamente – spesso senza nemmeno parlare l’italiano, come un mio domestico – e morendo per la Patria che moltissimi – emigrati da bambini – non conoscevano affatto, mentre coloro che rimasero in Argentina costituirono Comitati Pro Patria, raccogliendo tali somme e distribuendo alle famiglie dei richiamati soccorsi settimanali così ingenti da far invidia alle famiglie dei richiamati di tutte le altre nazioni alleate, il che non credo certo sia successo altrove.
In una parola: i connazionali emigrati in Argentina non si ritengono, ed effettivamente non sono, secondi al altri, anche se meno numerosi di quelli emigrati agli Stati Uniti.
Onore a loro!»


Bruno Zuculin, «Quanti sono gli italiani in Argentina», Le vie d’Italia e dell’America Latina. Rivista mensile del Touring Club Italiano. Milano, Anno XXXI, N° 3, Anno II dell’Ediz. per l’America Latina, Marzo 1925.

Il nostro lavoro nell'Argentina coi primi emigranti, de Giacomo Pavoni (1926)



«L’Italia ha dato ai paesi dell’America latina migliaia di lavoratori, ma braccia. Gente che ha popolato i deserti, ma uomini di fatica.
È la definizioe che si dà dei nostri emigranti. Accettiamola per due ragioni. Primo, perchè in realtà la nostra emigrazione aveva questo carattere che non ha ancora perduto. Secondo, perchè a testimoniare l’operosità, l’intelligenza, lo spirito d’iniziativa dei nostri lavoratori, restano le opere.
Anche nei paesi dove non sono che piccoli nuclei di avanguardia, qualcosa c’è che non si distrugge del loro lavoro.
Ha un segno di forza e di fatica.
C’è, nel segno – espressione della razza – l’impronta di una volontà salda, chiara, impavida. Chi ha vinto non avrà avuto che braccia, ma gli bastarono per salire dall’oscurità ai fastigi del nome e della ricchezza.
Restano i segni. Da per tutto.
Nell’Argentina, più che in qualunque altro paese. È qui che i nostri emigrati hanno costruito di più.
Noi li seguiremo nell’opera, senza illuderci di dare la rappresentazione viva di un quadro che ha proporzioni troppo vaste per la cornice di un articolo, nè può essere contenuto a frammenti nei due o tre articoli che scriveremo con più modeste pretese.
L’intnzione è quesat: dare un’idea per quanto lontana del lavoro ch’essi hanno compiuto laggiù, il quale si ricollega allo sviluppo di quell’immenso paese in piena efervescenza, e animare qualche figura.

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Le prime correnti emigratorie verso il Rio de la Plata si determinano – pare – intorno al 1853, ma c’è comunque chi le ha precedute.
È dal ’53 l’iniziativa presa a Buenos Aires da un gruppo d’italiani per la costruzione di un ospedale che sorgerà qualche anno più tardi.
Si può risalire ancora. Nel ’40, alla Boca, gl’Italiani sono già numerosi: marinari che esercitano il piccolo cabottaggio coi palebots, calafati, mastri d’ascia, costruttori che han creato sulle rive del Riachuelo i loro cantieri, innalzato le prime case di legno, aperto le prime botteghe.
Prevalgono i genovesi. La parlata comune è il dialetto ligure, vivo anche oggi.
Lo parlano gli stessi argentini, pur così gelosi della loro nazionalità. è nelle tradizioni familiari, come rimane nella famiglia il dialetto lombardo e piemontese nelle campagne della provincia di Santa Fè. Qui, trattandosi di popolazioni sparse, il fenomeno è meno intenso; ma c’è un momento, alla Boca, in cui il dialetto ligure diventa una necessità anche per i baschi e... se ce ne sono, per gli stessi inglesi.
Per molti anni la Boca è stata una città a sè, con una popolazione prevalentemente marinara. Romane ancora il centro marinaro della capitale argentina, fulcro del piccolo cabottaggio, attiva di traffici, ma con la costruzione del porto il movimento dei passeggeri e delle merci che aveva la sua base nel Riachuelo, è andato spostandosi nei docks.
La borgatta popolosa, in cui predomina l’elemento italiano, vive ancora del suo; ma se conserva la sua fisonomia di... porto di mare, va perdendo il carattere che le davano le sue case di legno facilmente trasportabili, in cui era qualcosa di provvisorio, il dialetto e... gli allagamenti.»


Giacomo Pavoni, «Il nostro lavoro nell’Argentina coi primi emigranti». Milano, 1926.

L’Argentina e l’emigrazione italiana, de Dionisio Petriella (s/f)



«Il nostro emigrante, in una città argentina, potrà divertirsi più o meno come in una città italiana. Se ha passione per il cinema, con una somma che va da 15 a 150 lire potrà vedere un bel film comodamente seduto e senza che lo molesti l’aria viziata, perchè nei numerosi cinematografi argentini (solo a Buenos Aires ve ne sono più di 150), vi è molto spazio tra le file di poltrone, nessuno fuma, nè uomini nè donne, e nessuno si toglie la giacca.
Se preferisce il football, ha nella sola Buenos Aires da scegliere tra una decina di stadii monumentali affollati ogni domenica da centinaia di migliaia di tifosi.
Il football però ha un concorrente serio nelle corse dei cavalli, una passione ancestrale dei creoli per i quali costituisce una vera piaga sociale come il banco lotto per l’Italia, tante sono le scommesse che gli argentini d’ogni classe sociale giocano nei numerosi e splendidi ippodromi della Repubblica. Il nostro emigrante vada al football, ma lasci stare i cavalli, perchè la corsa, carrera, è una passione contagiosa e costosa. Le persone serie in Argentina hanno orrore del carrerista, che vive con l’ossessione costante del suo cavallo favorito, a tal punto che la qualifica di carrerista è sufficiente per frustrare un buon impiego o la possibilità di un matrimonio. Questo va tenuto molto in conto dai nostri emigranti scapoli, perchè la donna argentina ha fama di essere bella e virtuosa.
Contrariamente a quanto si crede la corrida de toros è sconosciuta in Argentina, perchè severamente proibita dalla legislazione locale, molto favorevole alla protezione degli animali.
Nella campagna, il nostro emigrante sellerà un cavallo (troverà sempre l’amico che glielo presti, finchè non abbia il suo) e andrà a dominguear al pueblo. Quivi non gli mancheranno compagni per una partita a bocce o per un tressette o scopone; finch
è anche lui non sia conquistato dalle grazie del truco, un bellissimo gioco creolo eseguito con il nostro mazzo di carte in una o più coppie di giocatori, che usano esprimersi in versi! Nelle grandi occasioni si hanno corse di cavalli, la taba ed altri giochi proibiti, e balli creoli, (il gato, la zamba, la chacarera, etc. che si ballano separati e son tutti graziosi e castissimi) i quali, a poco a poco, vanno cedendo il passo al tango, il foxtrot, la rumba ed altri balli cittadini meno casti.»

Dionisio Petriella. L’Argentina e l’emigrazione italiana. Con prefazione di Vittorio Emanuele Orlando. Buenos Aires: Asociación Dante Alighieri, s/d.